
A mí lo que me gusta de verdad son las palabras, los idiomas, la gramática, la estructura de una frase… Siempre me imaginé a mí misma escribiendo o trabajando en una editorial, y lo logré, pero he dedicado mucho más tiempo a lo segundo que a lo primero. Ahora, después de unos cuantos lustros trabajando en grandes grupos de comunicación, he abandonado el mundo de las oficinas, para dedicar más tiempo a escribir y para seguir ganándome la vida con las palabras, pero de otra manera.
Desde que empecé a trabajar a finales de los años 80 es increíble cómo ha cambiado el mundo del periodismo y las editoriales. Mis inicios fueron en la redacción de una revista de historia donde no había ordenadores, ni vislumbrábamos algo como Facebook o Twitter. Componíamos las páginas de la revista a mano, las fotos se veían en papel o en diapositivas y las redes sociales eran las que uno tejía en persona, tirando de agenda, yendo a eventos, trabajando en diferentes empresas, colaborando con otras… Ahora no sabemos vivir sin ordenador y no sabríamos qué hacer sin las redes sociales.
Lo que no ha cambiado desde el inicio de los tiempos, es que el hombre no ha dejado nunca de contar historias, porque no sabe vivir sin hacerlo. Y siempre habrá alguien que quiera escucharlas o leerlas. Quizá deje de existir el bolígrafo (ojalá yo no llegue a verlo…), e incluso el teclado, porque todo el mundo dictará sus pensamientos a una máquina, pero seguro que muchos necesitarán a alguien que les ayude a editar y pulir el texto.
Para eso estoy yo y aquí está mi blog en el que iré colgando datos útiles para todos aquellos interesados en leer y escribir, y en las nuevas formas de hacerlo.
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