
Un día de junio de 2020, cuando ya teníamos permiso del gobierno para salir de casa después de tres meses de encierro por el (o la) COVID-19, me encontré con una rayuela dibujada en el suelo. Estaba yo en un aparcamiento algo atípico; tiene muchos plátanos, que dan una sombra perfecta para huir del calor de Madrid y, en ese momento, sin coches, se había convertido en el parque para muchísimos niños del barrio. El parque de verdad continuaba cerrado.
Jugar a la rayuela o jugar al avión
Tengo la costumbre de ir haciendo fotos por todas partes —antes con una cámara, ahora con el móvil— y no pude resistirlo, hice una foto a la rayuela, que resultó estar al revés; empezaba por el número 10 y terminaba en el 1. En ese momento, no iba pensando en la riqueza del español, ni en nada parecido. Aunque ya sabéis que me gusta reflexionar sobre las palabras. Solo pensaba en poder salir de casa por fin.
Lancé una piedra, salté a la pata coja hasta el final, volví, recogí la piedra —todavía sobre un solo pie— y salté para salir de la primera casilla. Subí la foto a Twitter con un texto que decía que yo a ese juego siempre lo había llamado «el avión», hasta que descubrí a Cortázar y lo llamé «rayuela», que me ha parecido siempre una palabra preciosa.
No podía imaginar que recibiría más de 200 «me gusta» y 100 respuestas. Los tuits, como cualquier cosa que uno lanza al mundo, nunca se sabe cuándo van a ser un éxito y cuándo no. En esas respuestas compartieron conmigo sus recuerdos y me contaron cómo lo llamaban ellos. Muchos me dieron las gracias por haberlos llevado de vuelta a los días de la infancia.
El poder de un tuit y la riqueza del español
Varios hombres dijeron que era un juego al que sólo jugaban las chicas cuando ellos eran pequeños; otros aseguraban que en su colegio jugaban todos; hubo quien me contó que jugaba con un clavo, una lima o un destornillador; alguien me dijo que al clavo en Galicia se le llamaba «che». Una persona de Cuéllar, Segovia me dijo que allí se llamaba «las parrancas» y que venía de «desparrancarse», que es abrirse de piernas. Desde Benimámet, en Valencia, me explicaron que en esa zona lo llamaban «las tellas», que era como llamaban a los trozos de «rajola» que utilizaban para jugar. Rajola es un azulejo y allí llamaban así a los deshechos de ladrillo o barro cocido que los niños encontraban por los descampados donde jugaban. Una mujer me dijo que lo llamaba «rayeta», pero no supe de qué zona o de qué país hispano parlante era.
El español en España y América
Me impresionó mucho que, solamente en España, hay más de 20 formas de llamarlo. No me quiero poner cursi, pero me emocionó un poco que la lengua española tuviera tantas palabras para nombrar una sola cosa. Es increíble compartir idioma y juego con gente que vive a 10.000 kilómetros. ¿Verdad? El juego no es exclusivo de países donde se habla el español, pero estoy segura de que en ningún idioma tiene tantos nombres, ni son tan bonitos.
A continuación está la lista que he compilado con las respuestas que recibí. No he hecho ninguna comprobación. Sólo he consultado la Wikipedia, donde aparecen algunos de estos nombres —pero no todos—, y se añaden algunos más. Es curioso ver que compartimos ciertos nombres con algunos países de América Latina, otros se parecen y otros más son completamente distintos.
- bebeleche – México
- calderón – Soria
- caliz – Almendralejo, Badajoz
- carta – Madrid
- cascayo o cascayu – Asturias
- castro – Talavera; Toledo; Fuentes de Oñoro, Salamanca
- colache – Jaén
- coroneja – Murcia
- chapa – Galicia
- charranca – Barcelona
- chucla – provincia de Málaga
- escalera – Guadalajara, España
- golosa – Bogotá
- luche, luche avión – Chile
- mariola – Galicia; Madrid; Murcia
- muñeca – Madrid
- parrancas – Cuéllar, Segovia
- parramplas – Segovia
- patio, patio avión – Salamanca
- piedra – Albacete
- pita – Santander
- rayeta
- rayuela – Alcalá de Henares
- sambori – Valencia
- tanga o el muerto – Écija, Sevilla
- tara – Cantabria
- teje – Canarias; Moguer, Huelva
- tejuelo – Valencia
- tellas, las – Benimámet, Valencia
- tello – Levante
- tocalé – Palencia
- tocaté – Jerez de la Frontera, Cádiz
- trucumé – La Rioja
- truque – Madrid; Guadalajara, España
- trus – Toledo
Espero que os divierta tanto como a mí y que os traiga algún recuerdo feliz de vuestra niñez. Si conocéis más nombres en español que no aparezcan en esta lista ni en la de la Wiki, mandadme un mensaje ¡y lo añadimos!
¿Conocéis algún otro juego cuyo nombre tenga tantas variantes? ¿No es asombrosa la riqueza del español?
Curioso y divertido post. Curioso porque, sin saberlo, participé en el tuit del que nace; y divertido por la cantidad de nombres que recibe ese juego. Me ha sorprendido.
Buen trabajo.
¡Hola, Javier! Gracias por tu comentario. Me alegra mucho que te haya parecido divertido y, más todavía, que fueras uno de los que participó en el tuit. Un abrazo, Ana
Chácara (Yucatán, Mx)
¡Gracias! Lo incluiré en la lista. Un saludo muy cordial.