
De Conatus
Cuando hablo del mundo del libro en mis clases, mis charlas y mi blog, me suelo referir a grandes grupos editoriales, que es lo que conozco de primera mano. Todos los trabajos que he tenido relacionados con los libros han sido en grupos grandes. Sin embargo, he tenido la suerte de conocer a numerosos fundadores de pequeñas editoriales. Incluso, he colaborado con algunos de ellos como correctora y traductora. Y puedo decir que, a partir de ahora, deberíamos llamarlas pequeñas editoriales grandes
A las editoras de De Conatus (en la foto: Bea a la izda. y Silvia a la dcha.) las conocí antes de que crearan su sello. Beatriz González Goce vino a un curso de edición que impartí en la Plaza de Poe. A Silvia Bardelás tuve la ocasión de conocerla, tomando un vino, después de atender una charla, también en la Plaza de Poe. De eso hace ya más de cinco años. No podía imaginar entonces por dónde irían sus derroteros librescos, aunque dieron alguna pista en varias conversaciones que tuvimos.
Pero antes de ser editoras de este sello pequeño que ya es una gran editorial, tuvieron otros oficios. De hecho, hoy siguen dedicadas a otros menesteres al tiempo que sacan adelante sus libros.
Durante nueve años Beatriz González trabajó como responsable de Recursos Humanos en una multinacional. Después, cuando fue madre, dedicó el tiempo que le quedaba a estudiar Historia del Arte en la UNED.
Silvia Bardelás es doctora en Filosofía, título que obtuvo con la tesis Una teoría de la novela. Ha publicado tres novelas: As Médulas (Las Médulas), Unha troita de pé y Destempo (Destiempo). Además, es profesora de Creación Literaria en la UNED. También ha traducido del inglés y el portugués. Dice que la traducción es un arte del que se aprende muchísimo. Y le encanta la crítica literaria que practica sobre todo en su blog, El lector perdido.
Han sido tan amables de prestarme un poco de su tiempo para hablar de libros y editoriales. Voy a empezar haciendo unas preguntas para las dos y después hablaré con cada una por separado.
¿Por qué fundar una editorial en un momento en el que hay más editoriales pequeñas que nunca?
Beatriz González: Había libros muy interesantes que no se estaban publicando en España, estábamos convencidas de que había una demanda por cubrir.
Silvia Bardelás: Hay muchas editoriales pequeñas pero cada una tiene su línea editorial. Nosotras queríamos descubrir narradores con puntos de vista nuevos acerca de la realidad que estamos viviendo y también publicar obras cortas clásicas con una propuesta de lectura creativa. En realidad, nos diferenciamos porque consideramos al lector como un artista. Suena un poco fuerte, pero es así: leer es un arte. Para que eso suceda, los libros tienen que ser potentes.
¿Siempre fue una vocación o es algo que surge en un momento concreto de vuestra vida?
BG: En mi caso, siempre he tenido curiosidad por las iniciativas artísticas. En un momento dado surge la idea de montar una editorial y aquí estamos.
SB: Siempre ha estado latente ese proyecto, pero no lo podría haber hecho sin Beatriz. En realidad, nos complementamos muy bien para sacar adelante algo que es a la vez un espacio artístico y una empresa. A las dos nos gustan ambas cosas. Y, de repente, se dieron las circunstancias adecuadas.
¿Con la cantidad de libros que se publican, consideráis importante ser una editorial de nicho? ¿Cuál es el vuestro?
SB: Somos una editorial a la que le importa el estilo, que entiende que los libros no tienen que responder a una moda sino todo lo contrario, abrir nuevas perspectivas. Cualquiera puede ser nuestro lector, solo se necesita pasión.
Vuestras cubiertas llaman la atención por lo minimalistas, casi asépticas. ¿Qué buscabais con esta línea de diseño?
BG: Desde el principio buscábamos que nuestros libros se reconociesen al instante. En el mar de libros que inundan las mesas de novedades los libros de De Conatus llaman la atención enseguida. Lo que buscamos es que el lector diga, si lo publica De Conatus, lo compro.
SB: Buscábamos diseño. Todas las portadas son representaciones visuales de lo que ocurre en el texto. Muchos lectores juegan a buscar en el libro el sentido de la imagen. Por cierto, el diseño de los interiores es buenísimo y es muy importante en la experiencia de leer un libro. Ahí también hemos puesto mucho cuidado.
¿Habéis notado un aumento de las ventas durante y después del confinamiento?
BG: Hemos notado un incremento notable, tanto es así que te puedo decir que hemos facturado el doble. Veníamos del Premio del Gremio de los Libreros de Madrid con Dicen de Susana Sánchez Aríns en 2019 y continuamos con el gran éxito editorial en el 2021 de Borregos que ladran de Juan Izuzquiza, que son las reflexiones de un profesor de Filosofía de un instituto vasco. Así que no nos podemos quejar.
SB: No estoy segura de que haya sido la pandemia la que nos ha hecho crecer. Como sólo tenemos cuatro años, el crecimiento también tiene que ver con ir llegando a más gente y tener más visibilidad.
Silvia Bardelás
Silvia, recuerdo que una vez me dijiste que no se publicaban los libros que te gustaría leer. ¿Qué libros te gusta leer?
Me gusta apasionarme en la lectura, no querer salir de ella. Para eso lo que tiene que ocurrir es que el libro esté muy bien escrito. Y digo esto de manera literal, lo importante es cómo están escritos los libros, no si atienden a temas que corroboren el pensamiento de la mayoría o de grupos determinados. Como lectora sentía que había muchos libros de relleno o pensados para satisfacer al lector a nivel superficial.
Tú, además, has publicado tres novelas. Hay muchos editores que han escrito. Incluso hay editores que abandonan su trabajo para ser escritores. ¿Es compatible? ¿Tienes pensado seguir escribiendo?
Yo soy escritora antes que editora. Soy un caso raro porque mezclo muchas actividades que hay gente que considera contradictorias. Por ejemplo, al hacer una tesis filosófica sobre la novela me decían que eso iba a ser un problema para escribir. Todo lo contrario, me abrió muchísimo la mente como creadora. Soy editora porque siento la necesidad de sacar a la luz textos bien editados, nada más. Nunca voy a dejar de escribir, todo lo contrario. Escribo mientras conduzco o me lavo los dientes. El escritor es escritor todo el tiempo, no solo cuando está delante del ordenador.
¿Crees que los libros cambian a quien los lee? ¿Pueden traer cambios sociales?
Los buenos libros cambian a los lectores porque les obligan a ver la realidad desde una perspectiva nueva. Lo que hagan con eso es asunto suyo. La literatura aumenta la conciencia, no dice lo que hay que hacer. Los libros no tienen capacidad de cambios sociales porque no los lee suficiente gente. La mayoría de los grandes libros se reconocen mucho más tarde, no en el momento de su publicación.
¿Por qué se habla tanto en España del escritor «comprometido»? ¿Con qué tiene que estar comprometido un escritor?
Yo creo que un escritor como artista no tiene un compromiso al estilo de los compromisos que se firman en un papel, es más bien un estar dispuesto a escribir lo que en principio no es comercial. Su objetivo no es ser escritor, digamos, si no escribir un libro bueno, estar dispuesto a bucear en la realidad para ver qué está pasando. Parece una tontería, pero hay una gran diferencia. Eso significa no tener éxito, a lo mejor, no ganar dinero fácilmente, tener cierta inseguridad por lo no testado, no ser reconocido por la mayoría…
Beatriz González Goce
Alguna vez me has dicho que tú eres la gestora y Silvia la editora. Pero tú también tomas parte en la decisión de lo que se publica ¿no? ¿Cómo tomáis esa decisión?
Los manuscritos que llegan pasan siempre por Silvia. Ella los valora y lo que considera interesante me lo pasa a mí. Después lo hablamos teniendo en cuenta muchos aspectos ya que solo publicamos entre ocho y nueve libros al año. Damos muchas vueltas antes de decidirnos.
Entonces, tú también eres editora. ¿Qué es un editor para ti?
Sí, claro, soy editora. Hay una parte del mundo de la edición que me entusiasma, y es crear una red de colaboradores, artistas y lectores. Le dedicamos mucho tiempo a las promociones de los libros. Las presentaciones son como una puesta en escena. Solemos invitar a músicos como Cecilia Bercovich o artistas visuales como José Luis Santalla. Elegimos lugares singulares, como el Taller de escultura de Francisco Leiro o el Acuario de San Sebastián, donde presentamos Oceánica de Yolanda González, un libro de ballenas y humanos.
¿Qué te ha sorprendido de montar una editorial? ¿Cómo esperabas que fuera y qué no te esperabas?
Una editorial tiene que funcionar como un reloj, el calendario de publicación de un libro debe ser muy riguroso. Desde la entrega de una traducción hasta la presencia de un libro en una mesa de novedades hay una cadena de trabajo increíble. Eso me ha sorprendido y abrumado, pero al mismo tiempo es un hermoso trabajo colaborativo.
¿Qué es lo que más te gusta de llevar una editorial?
Las presentaciones de los libros son como la culminación de un trabajo que viene de largo. Es por eso por lo que le damos tanta importancia. Hemos apostado por un autor, un tema concreto, quieres poner encima de la mesa una conversación, o simplemente compartir un texto que te ha conmovido. En el momento de presentarlo sabes que has hecho todo lo que has podido.
Yo leí Huéspedes de Julio Botella y es un libro que me impactó muchísimo. Hablé de él aquí. En la mesilla tengo pendientes estos tres que aparecen en la foto. Más arriba Beatriz hablaba de dos de ellos (Borregos que ladran y Dicen). El otro es uno de los que ha publicado Silvia Bardelás. Se me acumula el trabajo.
Contadme vosotros, ¿conocíais esta editorial? ¿Habéis leído alguno de los libros que han publicado?
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