
El otro día me llegó un correo electrónico que en el asunto decía, «Ayuda a publicar un libro»; y en el cuerpo del texto,«Es gratis o cuánto cuesta?». En el remite aparecía un nombre propio —que parecía italiano— y la dirección eran varias consonantes amontonadas y la palabra «super». Esto es literal. No invento nada. Transcribo tal cual. Estamos en un mundo de costumbres relajadas y eso es estupendo, pero estoy convencida de que es más efectivo solicitar un presupuesto de corrección de forma educada.
No cuesta nada ser educado
Me recordó que, hace tiempo, escribí un post sobre cómo escribir un correo electrónico cuando trabajas en una oficina. A veces lo releo y pienso que no tiene que ver con otras cosas que escribo por aquí, pero resulta que a lo mejor hacen falta más posts sobre esto, como el que publicó Marian Ruiz hace poco. Trata precisamente de esto, de cómo solicitar un presupuesto de corrección.
Sin ánimo de repetir lo que ya ha explicado Marian estupendamente, sí me gustaría insistir en el asunto y dar alguna pista sobre cómo solicitar los servicios de una correctora de forma educada y sobre la respuesta que se puede esperar.
Estimada señora
Veamos lo mínimo que debería tener esa solicitud. Recomiendo que, aunque se haga a través de un formulario, se escriba con el mismo formato que si fuera un correo electrónico. Es decir, que el inicio sea Estimada Ana Bustelo, por ejemplo. No voy a exigir que se utilice el usted, pero es lo que yo hago cuando no sé quién está al otro lado y lo recomiendo encarecidamente.
A continuación, convendría explicar el motivo de esta comunicación. Me pongo en contacto con usted porque me gustaría saber qué necesita para hacer un presupuesto de corrección, por ejemplo. El motivo de este correo es que tengo una novela y necesito un corrector, puede ser otra opción. Hay tantas como personas con libros por corregir hay en el mundo.
Esto sería suficiente. Tampoco es mucho pedir. Después se podría despedir educadamente —por supuesto—, con un «Saludo cordial», «Atentamente», «Quedo a la espera de sus noticias», etc.
Cómo se hace un presupuesto
Entiendo que no todo el mundo sabe qué hace falta para solicitar un presupuesto de corrección. Es lógico. Yo tampoco sé qué me pedirá un tapicero para hacerme un presupuesto para tapizar un sofá. ¿Cómo lo mido? ¿Tiene que venir a verlo? ¿Me lo puede hacer aproximado? Lo que sí sé es mandar un correo educado para preguntárselo. Incluso, se me ocurre medir el ancho, el largo y el alto del sofá e indicarle cuántos almohadones tiene.
También comprendo que no quieras mandar tu libro inmediatamente a alguien que no conoces. Pero, antes o después, esa persona te lo va a pedir. En respuesta a tu primer correo, vas a recibir uno en el que la correctora te va a explicar que le es imposible hacer un presupuesto sin ver una parte del texto. Cada manuscrito necesita un trabajo diferente y hay que valorarlo antes de dar una tarifa.
A mí me han llegado libros sin una sola errata, pero la corrección de estilo era tan laboriosa que el precio tenía que ser, necesariamente, bastante más alto que si solo fuera una corrección de erratas. Otros textos son todo lo contrario. Están perfectos estilísticamente, pero las rayas de diálogo están mal puestas, los párrafos están separados por una línea blanca, no está sangrada la primera línea, no hay un solo acento en su sitio, etc.
Vamos al grano
De modo que, cuando pidas un presupuesto, además del número total de caracteres —los cuenta el Word en la pestaña HERRAMIENTAS/Contar palabras y debe ser caracteres CON espacios—, vas a tener que mandar, por lo menos, un capítulo de tu libro. Así, la correctora podrá calibrar el nivel de intervención que necesita y el tiempo que le va a llevar.
Lo que no hace ninguna falta es que mandes cinco páginas explicando de qué va la novela, por qué se te ocurrió y en qué momento, la ilusión que te haría publicarla en la editorial más prestigiosa de España y América Latina, el bombazo que puede ser esta misma primavera. El resumen y el autobombo es mejor que lo reserves para el momento de hacer la propuesta editorial, pero eso es otra historia.
Nada es gratis
Al leer el correo que mencionaba al comienzo de este post, pensé no responder, porque una ya va estando curtida y sabe cuándo un correo termina en un trabajo interesante y cuándo es una pérdida de tiempo. Este iba a ser una pérdida de tiempo. Pero al final respondí. Supongo que los años de trabajar en oficinas me hicieron una auténtica pofesional y me parece que, si ofrezco unos servicios y tengo un formulario de contacto, lo menos que puedo hacer es responder a las peticiones a que me llegan. Quería que sonara jocoso, pero no lo conseguí. Le dije: «Antes de nada, querría avisarle de que nada es gratis. Mis servicios tampoco». Después añadía que, si me explicaba qué necesitaba, podía hacerle un presupuesto.
No hace falta decir que no recibí contestación.
¿Vosotros habéis recibido o escrito correos de este estilo?
Pues al grano, cuánto me cobra Ud. por corregir dos de mis libros? Tengo la impresión que los mismos editores se inhiben al dar un presupuesto. Una mentora me dijo que le bastaban 2 capítulos para ver el potencial de la obra. Estoy de acuerdo con ella. Le pregunté cuánto me cobraba y no me contestó. Afortunadamente, sobran editores, correctores de estilo, orto tipográficos, etc.
Un saludo y espero su respuesta.
Hola, José de Cádiz. Gracias por tu mensaje. Disculpa que no haya respondido antes. Lo haré por correo electrónico. En mi blog explico que no pongo los precios porque no son fijos. Dependen de la dificultad, extensión y urgencia. Pueden variar bastante. Por eso pido uno o dos capítulos, los leo, corrijo dos o tres páginas y con esa corrección hago el presupuesto, libre de compromiso.