
El peligro de ser autónomo y que no te paguen
Cuando volví a trabajar como autónoma, después de más de 20 empleada por cuenta ajena, me sorprendió mucho (me sigue sorprendiendo) que la gente me pide consejo, una corrección o un informe de lectura y consideran que debe ser gratis. Sobre todo, si el informe de lectura es negativo.
Comprendo que cuesta pagar por cuatro páginas de texto en las que se dice que tu novela no está lista para ver la luz. No lo digo por hacerme la simpática. Lo entiendo perfectamente.
Hace tiempo mi marido llevó su moto al taller, se la despedazaron para mirarle las tripas y concluyeron que no merecía la pena arreglara, pero eran 80 eurazos (!) por desmontarla y volverla a montar. No le hizo ninguna gracia. Es más, blasfemó en los tres idiomas que conoce. Pero soltó los 80 del ala.
Un informe de lectura debe decir la verdad
Unos años atrás, cuando escribí la primera versión de este post, una persona me pidió un informe de su novela. Me pareció que tenía potencial, tenía partes incluso poéticas, pero no le veía el hilo conductor, no se entendía lo que quería transmitir, con lo cual perdía el interés del lector por el camino. Necesitaba mucho trabajo de edición (no de un editor, sino de la propia autora; ya hablaré de esto en otro post) antes de enviarla a una editorial.
Me costó mucho leerla, era un texto hermético; parecía que en ocasiones se iba a abrir para descubrirme un mundo y luego se cerraba, como si algo le impidiera mostrarse. Fue un esfuerzo hacer el informe y así se lo dije por escrito a la autora. No soy infalible. No hago informes como churros. Quizá no haya entendido este texto (siempre existe esa posibilidad). Mi opinión no es «buena» ni «mala», en el sentido de la calidad de lo que digo. Lo que opino, además, no está grabado en piedra. Se basa, sencillamente, en mi experiencia de más de 25 años trabajando en el mundo editorial; más de 25 años leyendo todo tipo de libros y decidiendo si se publican o no.
Es un riesgo encargar un informe, no cabe ninguna duda. En el mundo de la creación todo es un riesgo. Para ser artista hay que ser valiente. Hay que desnudarse ante el mundo entero; hay que arriesgarse a que te destrocen; a que te digan que lo que haces es espantoso; hay que arriesgarse a gustar muchísimo con una primera obra y tener que estar a la altura con la segunda; hay que arriesgarse a crear algo que ni siquiera te gusta a ti; hay que arriesgarse a que no te entiendan; hay que arriesgarse a intentarlo y descubrir que no vales.
La subjetividad del trabajo de editor
También para mí es arriesgado realizar un trabajo que es completamente subjetivo. Siempre aviso antes de hacer un informe: «esta es MI opinión, pero puede haber muchas más». «Yo no lo publicaría, pero otro editor quizá sí». «Creo que deberías corregir esto, pero a lo mejor no estás de acuerdo».
También es posible que yo no valga para esto.
El mecánico del taller en el que pasó unos días la moto de mi marido a lo mejor no tenía ni idea de mecánica; a lo mejor ni siquiera le miró los intestinos al cacharro; a lo mejor dijo que no tenía remedio porque le daba pereza descubrir cuál era el problema. Pero recibió los 80 euros, porque el cliente, mi marido, confiaba en que sí hizo su trabajo, sabiendo que existe la posibilidad de que en otro taller el diagnóstico fuera distinto.
No te pago por tu trabajo
A mí, esta autora no me pagó nunca. Dejó de responder a mis correos después de lanzarme una reflexión sobre la sorpresa que se llevó al comprobar que yo no «conectaba» con su novela.
La cuestión es que, conecte o no conecte, signifique lo que signifique eso, yo hice un trabajo, lo hice a fondo, me llevó mucho tiempo, impidió que hiciera otros bastante más lucrativos y menos complicados, y a ella le ha salido gratis.
No me parece justo, ¿a vosotros?
Estoy alucinando con lo de que no te pague. Qué jeta.
Pues sí, es un poco alucinante. Pero no pasa nada. Todo es un aprendizaje, como decía en el comentario anterior. Os agradezco mucho los comentarios.
Por eso algunos profesionales, sean del tipo que sean, cobran por adelantado una señal, para evitar que desconocidos se piren sin pagar. O pago por hitos, que es una solución mas elegante….
Tienes toda la razón. Pero de los errores se aprende. Ahora ya siempre haré lo que tú dices. He pecado de ingenua.
El problema que impera, por lo menos en nuestras naciones iberoamericanas, es que es muy común que no se valoren el esfuerzo y experiencia profesionales que se requieren para desempeñar un trabajo intelectual. Finalmente, el pensar no se capta por ninguno de los sentidos, no es tangible. Por ello, no se le respeta. Es una pena, Ana, que te haya sucedido una experiencia así con una autora que no tiene respeto por el trabajo intelectual ajeno. Corrijo. por el trabajo ajeno, punto. El tiempo y esfuerzo que dedicaste no lo vas a recuperar, pero la experiencia está ahí y seguro que no volverá a sucederte.
Es un placer estar leyendo tus posteos y, por sobre todo, lo mucho que puede uno aprender a través de ellos. Eso es invaluable y eso se agradece sobremanera.
Desde México, un caluroso abrazobeso.
Muchas gracias por tu mensaje, Ernesto. Quería compartirlo para que gente que empiece a trabajar en esto, lo tenga en cuenta y cobre por anticipado.
Todo en la vida es un aprendizaje y, aunque se repita una y otra vez, se aprende de los errores, no de los aciertos. Así que ¡ya está! Al siguiente proyecto.
Hola, Ana:
Yo desde el primer momento lo tuve claro: los informes de lectura, por adelantado; el resto de trabajos, si el importe es inferior a 200 €, por adelantado; si es superior, 50% al empezar y 50% siete días antes de la fecha prevista de entrega. Podemos discutir la tarifa, un descuento, pero la forma de pago no se discute.
Un abrazo.
Gracias Néstor. ¡Me parece fantástico! Lo voy a aplicar a rajatable. Es que he sido un poco ingenua, la verdad. Pero muchos de vosotros me habéis dicho esto y ahora lo tengo clarísimo.
Qué difícil es esta cuestión. No lo de pagar, claro, eso es sencillo: ella ha actuado despreciablemente, de hecho es denunciable porque a fin de cuentas hay un contrato. Pero el jaleo que eso supone puede ser que merezca menos la pena que dejarlo correr -y no solo económicamente, sino en dolores de cabeza y tiempo dedicado-.
Lo difícil es, -hablo como autor-, encarar la crítica de la forma oportuna. A mí eso me supone un pequeño dilema, porque, como dices, muchos otros darían otras conclusiones en el informe.
Pero te seré sincero, no hay nada más inútil que la crítica complaciente. Yo prefiero tener que enfrentarme a la opinión profesional de otro -de hecho he pagado por este servicio- y luego sacar mis propias conclusiones. Eso sí, es harto complicado decidir si todo consejo ajeno (por profesional que sea) es válido -ergo no creo en mí ni en mi trabajo [saco la fusta o el cilicio y me castigo porque soy un pobre pecador]- o si nada de lo que me digan va a hacerme cambiar de opinión y me voy a sumergir en el «es que no me has comprendido». Por ahí en medio debe haber un lugar más sano.
Ser autor lleva a exponerse a la opinión de los demás. Si una persona no es capaz de superar eso quizá sea que no sirve para el oficio.
Tienes toda la razón Javi. Muchas gracias por hacer un comentario aquí.
Yo también escribo y no siempre estoy de acuerdo con la opinión de los que me leen, pero la inmensa mayoría de las veces me dicen cosas que me sirven. En realidad, no hay nadie mejor que uno mismo para saber que hay algo que no encaja en el texto.
Por supuesto que mi opinión puede serle inútil a esta autora, o puedo estar equivocada, es un riesgo que se corre en esta profesión.
A J.K. Rowling (por poner un ejemplo MUY obvio) le dijeron que no en no sé cuántas editoriales… ¿Tenían razón? ¿Eran malos editores? ¿Cuántas veces habían «acertado» antes de «equivocarse» con Rowling?
Es complicadísimo acertar y saber qué significa acertar.
Pero, en todo caso, se trabaja duro, está todo muy mal pagado (autores, editores, correctores, traductores), lleva mucho tiempo y, un autor debería ser capaz, por lo menos, de reconocer que el trabajo se ha realizado, y con esmero, y merece la remuneración que se acordó.
Llevo poco tiempo en esto de los informes y me da miedo que un día esto pasé, pero sé que pasará. Admiro la paciencia que tuviste con tu cliente. Soy de los que piensa que no se juega con el dinero de la gente. Es lamentable que hoy en día el oficio no se valore.
Gracias por tu comentario. Estoy completamente de acuerdo contigo. Hay que cobrar por anticipado, por lo menos una parte, está claro. Del mismo modo que pagamos por anticipado tantísimas cosas en la vida y no nos quejamos ni nos parece mal hacerlo.
Hola, Ana:
He llegado a tu post justo cuando lo necesitaba. Estoy en plena «huída hacia adelante» con un escritor que, como la tuya, ha dejado de hablarme porque no le ha gustado mi informe de lectura. En todos los años que llevo trabajando con autores, es la primera vez que uno de ellos ha desoído de manera palmaria mis recomendaciones previas, ha hecho lo que le ha dado la gana con el manuscrito y se ha enfurecido cuando ha leído el resultado de sus manejos egocéntricos. ¿Qué día entenderán que los lectores y editores no estamos para vitorear un genio literario que no existe? «Te pago, luego tienes que decirme lo que quiero oir» es la tumba de nuestro oficio.
Siento mucho que te haya pasado lo mismo que a mí. Aprendí la lección y los informes o trabajos breves los cobro siempre por adelantado. Si no les gusta, no contratan mis servicios y ya está. No hay problema.
Lo que también aprendí de esta lección es a no mentir, pero decir las cosas más suavemente (aunque yo tiendo más bien a ser demasiado amable y creo que ésa no es mi función…). Espero que no te disgustes mucho y que sigas adelante, como dices.
Gracias, Alejandro. A veces, no hay que hacer caso de lo que te dicen, ni siquiera si el informe lo has encargado tú mismo. Hay que seguir el instinto de uno y, desde luego, escribir lo que quieres y no lo que te sugieren que escribas.